Exagerar, he aquí el arma-

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Canta sola, grita, llora, habla de ellos sin razón.
Ya no pasan por su casa las convicciones ni los ideales. Ni siquiera el aroma del té.
Fuma uno, piensa y no puede contestar. Canta, buchonea, no quedan las intuiciones, no especta, sólo mira con los dientes cerrados y el olfato
también.

- cimetiére de espoir -

Ojalillo derramado de habitaciones, vacío en la espera de algo mejor. Lo indispensable se vuelve eterno pero está irremediablemente limitado por nuestros modos, la radiación del aura y el sándalo.
Pronto, el pasado es efímero y las mentes te dicen qué es lo mejor, pero ¡oh sorpresa!: no se ponen de acuerdo.