Que en mis ojos todo me vulnera sin piedad e intento levantar un escudo de mi misma. 
Hoy cae la noche sobre mi voluntad y la angustia aplasta el deber, y la culpa se suma a la que vengo acumulando. Poner en palabras tanta vergüenza de mi ser me alivia como un suicidio. 
El deseo de ser sin poder hacer.
Pero se es funcional a la angustia y a la bronca arrastradas durante tantos años.
descalzos y sucios, volvimos del descanso entre maderas. miraban los viejos este amor, y tu ternura encandiló. que si uno es loco, que sea que me quiera. que no puedas respirar nada que yo no hubiera tocado.
que tus placeres terminen en mi nombre y tus pies me busquen al caminar. buscarás este lugar cuando ya no te encuentres, mirarás el acto del ayer, que cuando uno te rasguña tanto la espalda no queda más que devorarme tu boca mientras te deseo tan dentro mio.

lián

Mueve ideas con la mente. En sus manos hay silencio. Su boca desata las peores tormentas.
Su amargura me olvida cuando pensé que no esperaba. Razón si la hay de manifestar imágenes desconocidas en el mundo (el mío).
Nueve atardeceres desearía no terminen, y me veo sumida en que extrañar es inevitable e incómodo (muy incómodo).
En la punta de la mirada queda cuestión, el cuerpo se estremece y me pide que sea quien pueda, dejando inconclusa mi ternura que no puede dejar, ni pausar. Que fue incitada a perder el control y romperse.