El Reino Olvidado
Anexo 1
Las manos nunca envejecen al tacto, y los suspiros que me arrancás me calman un poco la sed.
Me curan la impotencia en impotencia del tacto de tu voz. En ella me enredo.
1 comentario:
Anónimo
6 de agosto de 2012, 15:00
Buenisimo
Responder
Eliminar
Respuestas
Responder
Añadir comentario
Cargar más...
Entrada más reciente
Entrada antigua
Inicio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Buenisimo
ResponderEliminar